El suceso tuvo lugar en una tarde de tormenta, cuando Virgo invitó a sus amigos de tierra, Tauro y Capricornio, a visitar su recién estrenado hogar.
Los tres conversaban en el salón, llegando al rato Cáncer, con flores y una tarta recién hecha, para felicitar a Virgo. Naturalmente, Virgo le invitó a quedarse a la tertulia.
Cuando la lluvia arreciaba, alguien más llamó a la puerta. Era Piscis, que había salido de casa sin paraguas y estaba chorreando. Y, pese al disgusto de que le pusiera el suelo perdido, Virgo le dejó pasar volteando los ojos hacia arriba:
– Este Piscis… un día se olvida la cabeza y no se da cuenta.
Tauro y Cáncer fueron a buscar toallas para que Piscis pudiera secarse un poco. En esto llegó Capricornio, que estaba en el baño… Y Piscis…¡se enamoró al instante!
Le dedicó una sonrisa a Capricornio… Y Capricornio salió por piernas.
– Virgo, voy a ver cómo has organizado la cocina.
Los cinco escucharon el trueno más sonoro de la tarde. Coincidió con la llegada de Escorpio.
El escorpión llamó a la puerta y, cuando Virgo le invitó a pasar, sonó otro trueno, más gordo todavía.
Tauro se acercó para darle un abrazo cariñoso. Escorpio le empujó:
– Quiiiiita…
Mientras esto pasaba, Escorpio ya le había echado el ojo a Capricornio, que venía de la cocina.
La tarde prometía mucho, hasta que Sagitario empezó a aporrear la puerta de una manera muy irritante. Virgo le abrió. Pero le invitó a marcharse, ya que apestaba a alcohol una cosa mala.
Sagitario no le hizo caso y entró en su casa. No sólo eso. Comenzó a toquetearlo todo. Hasta se limpió la nariz con las cortinas. Cosa que comenzó a sacar a Virgo de sus casillas.
¡Ding… dong…! ¿Otra vez llamaron a la puerta? Sí, era Libra.
Tauro, cómo no, fue a darle un fuerte abrazo. Libra correspondió, mientras miraba hacia el salón. Después, preguntó a quienes estaban en la puerta:
– ¿Por qué Sagitario está haciéndole un striptease a Piscis?
Capricornio contestó:
– Porque Sagitario es idiota.
A Escorpio no le gustó que Capricornio fuera más certero y borde que él/ella. Le replicó:
– Más idiota eres tú.
A Libra le afectó que Escorpio le hablara mal a Capricornio y que éste hablase mal de Sagitario. Y se le ocurrió que todos podrían jugar al trivial para pasar una tarde tranquila.
Total, se fueron todos a jugar… (o a intentarlo).
Escorpio se levantó cuando escuchó sonar de nuevo la puerta. Fue a abrir. Era Leo. En cuanto Escorpio vio quién era, le cerró la puerta en las narices sin decir nada.
Leo volvió a llamar. Y esta vez fue Sagitario, a ver si Escorpio se atrevía a cerrarle la puerta en la cara otra vez:
– ¡Mi Leo entra!
– Tú te callas, borracho asqueroso – le contestó Escorpio.
Viendo que se iba a armar la marimorena, Virgo fue corriendo a darle la bienvenida a Leo. Pero Leo no se quedó tranquilo y siguió la trifulca con Escorpio.
Leo y Escorpio comenzaron a pelearse con más intensidad. El vecino Géminis llegó alarmado por las perlas que soltaban sus boquitas. (Así serían.) Junto a Virgo, intentó poner paz sin conseguirlo.
Leo marcó en su teléfono móvil. Un minuto más tarde sonó un estruendo en el salón. Esta vez no eran truenos. Eran Aries y Acuario, que entraron rompiendo las ventanas.
Aries comenzó a repartir puñetazos. Acuario, motivó a “luchar” a los pocos que quedaron sentados. Se desató una batalla campal.
Y Virgo, antes de que le destrozaran la casa, se subió a su buldócer de emergencias y los empujó a todos en bola hasta el armario. Allí los encerró. Y allí siguen. A ver si aprenden a comportarse…
Imagen de Darwin Bell