Tauro es un signo firme, fuerte y resistente como él sólo.
Es una persona muy estable, tremendamente estable. Adora sentirse seguro y lo necesita. Buscará la estabilidad en cada uno de los aspectos de su vida.
En lo material, también. Le gusta lo tangible, lo material y puede llegar a ser muy codicioso, pero siempre persiguiendo esa seguridad que anhela. Esto hace que huyan de las deudas como de la peste.
Tauro es amante de la paz, de la tranquilidad, de lo permanente. Respetan las reglas establecidas.
Es prudente, devoto de lo conocido y de la vida hogareña, de los pequeños y grandes placeres cotidianos. Esto puede hacer que en ocasiones se ancle fácilmente a la rutina. Luego, a ver quién es el guapo que lo mueve de ahí.
Posee una sensibilidad exquisita que puede llevarle a tener inquietudes artísticas. Y no sólo inquietudes, porque además, suelen contar con la habilidad y el talento necesarios para desarrollarlas.
En sus relaciones suelen ser más de escuchar que de hablar. Hay que ver lo callados que pueden ser algunos… Eso sí, un encanto. Tauro es cariñoso sí o sí.
El cariño le sale a borbotones. Además, son perfectos para mantener relaciones duraderas, por aquello de que no son muy aficionados a los vaivenes de la vida. Estabilidad ante todo.
A pesar de que tauro prefiere lo conocido, disfruta del contacto con muchas personas, pero que no vayan a comprometerlo demasiado, porque le horrorizan las presiones.
Puede ser terco e inflexible, un cabezota de los más gordos. Sin embargo, esto puede ser positivo en algunas circunstancias.
Esa persistencia y esa obstinación desmedidas forman parte de una fuerza de voluntad a prueba de bombas. Tauro lucha sin rendirse, tanto en los buenos tiempos como en la adversidad.
¿Y qué decir de lo profesional? Tauro es un profesional como la copa de un pino, un trabajador fiable, práctico, metódico, que se toma su tiempo para terminar cada tarea y suele terminar en éxito, gracias a todo ese dechado de virtudes que despliegan.
En definitiva, tauro es… el coloso que tienes más cerca.
