Seguimos la serie de enfados del zodiaco con el fogoso sagitario.
Como es de esperar, el simpático arquero no pasa mucho tiempo de su vida enfadado. Aunque los cuatro ratitos en los que está iracundo… son pa’ temerle.
Sagitario muy expresivo. El enfado se le ve en la cara e, inmediatamente, empuña el arco para disparar la flecha de ataque. ¡Fiummmm…! Y, donde pegue, pegó.
Generalmente, no pretende hacer daño, pero es inevitable que a veces su flecha atine en el blanco que más duele.
Sus estallidos de furia son tan rápidos e intensos, como inesperados. Y los motivos que suelen provocarlos giran en torno a la restricción de su libertad de acción.
Sagitario rara vez se enfada por una crítica o por un comentario desafortunado. Pero prueba a arruinarle el fin de semana con un compromiso inesperado, por ejemplo, o a esconderle las llaves de su coche justo cuando vaya a salir.
Cualquier circunstancia, por pequeña que te parezca, que frustre sus planes es susceptible de provocar su ira.
Quizás tú te quedes a cuadros, porque te parezca que no es para tanto. Para sagitario sí lo es, porque esas frustraciones repentinas le resultan especialmente fastidiosas.
De un instante a otro, el arquero pasa de cero a cien y, en ese momento, lo mejor es que permanezcas en silencio, si no quieres que se ponga más furioso todavía.
En poco tiempo, habrá vuelto a la calma y es otro de los signos que suelen actuar como si nada hubiera ocurrido (cuando la cosa no es muy grave).
Es, precisamente, en ese tiempo cuando es mejor aclarar lo que haya quedado pendiente, si es el caso. Antes, no. Cuando está “poseído” por la ira, déjalo/déjala a su aire.
Lo dicho: Pa’ temerle. Cuidadito, cuidadito… Las explosiones de carácter de sagitario son tan pasionales como la demostración de sus otras emociones más agradables.