Un mal día en el trabajo lo tiene cualquier signo del zodiaco

Amanece. Las predicciones meteorológica y anímica para el día de hoy pronostican tormentas.

El sol, así como cualquier muestra de amabilidad, brillarán por su ausencia.

Libra, como siempre, se ha puesto muy presentable para acudir al trabajo.

Se quita el abrigo y se sienta al lado de Virgo, quien le saluda y le dice: – Me gusta tu perfume, ¿pero tenías que marinarte en él antes de venir?

Virgo termina su informe y se lo lleva a Acuario, que también tiene el genio torcido. – Estarás contento. Vaya bazofia que me traes.

Virgo se va sin discutir con Acuario y éste guarda el informe en un expediente. Acto seguido, agarra el expediente al completo y va a soltarlo en la mesa de Leo.

Leo levanta la cabeza: – Ni se te ocurra. No me endilgues eso, si no quieres que le cuente al jefe quién fue quien bloqueó Facebook en su ordenador.

Acuario resopla y se dirige al escritorio de Aries. – Revisa estos documentos.

Aries mira el expediente con el rabillo del ojo y piensa: – Que te crees tú eso.

Se levanta y lo lleva a la mesa de Cáncer, que tampoco ha amanecido boyante de felicidad. – Qué asco de vida… Esto es como el infierno, pero con luz fluorescente.

Cáncer no quiere revisar los papeles y se los lleva a Capricornio, que es nuevo en la oficina y tiene que aguantarse y realizar las tareas más ingratas.

Capricornio no le deja ni acercarse: – ¿Dónde vas con eso? Yo leí ayer todas las funciones de mi puesto de trabajo y no incluyen que revise y archive expedientes.

Cáncer lo mira con desdén: – Entonces, tráeme un café, si no sirves para otra cosa. Capricornio le lleva el café, echándole antes un escupitajo.

Para ese tiempo, Cáncer ha dejado el expediente sobre la mesa de Géminis, aprovechando que éste estaba en el servicio.

Géminis llega a su mesa y encuentra la pila de papeles. – ¡Vaya m….! En los cuentos hay enanos que te hacen el trabajo mientras duermes y en la oficina los hay que te dan trabajo mientras cag*s.

En un arranque de indignación, Géminis se va con el expediente para dejarlo en el cuarto de mantenimiento.

Allí está Escorpio “leyendo” una revista para adultos (de ésas con muchas equis). Por suerte, se hallaba reflexionando después de la lectura.

Géminis sostiene el expediente en sus brazos y Escorpio, tan perspicaz como siempre, le comenta: – Luego dicen que el raro soy yo. Mira a ti lo que te pone. Ahí te dejo la revista, por si acaso… Y se va.

La ira de Géminis aumenta al sentirse humillado y arroja el expediente y la revista de Escorpio por la ventana.

trabajo

Todo cae a la calle, sobre el paraguas de Sagitario, que iba entrando en el edificio.

Ya que va a tirar a la papelera los papeles mojados, se da cuenta de que son importantes. Rescata algunos, pero en primer lugar salva la revista, que es más colorida y alegre.

Se acerca a la recepción de la primera planta y lo deja todo sobre el mostrador.

Allí está Tauro, controlando quién entra y quién sale mientras ve un debate político en una televisión minúscula.

El debate lo tiene tan crispado, que le grita a Sagitario percutiendo tres insultos por segundo, mientras de un manotazo tira todos los papeles del mostrador.

La revista, no. A ésa le echa el guante y se la guarda, mientras espera que se vaya el arquero.

Sagitario no está dispuesto a recoger los papeles de nuevo. Así es que agarra sólo uno y lo va amasando con la mano de camino al ascensor. – Necesito calmarme…

En el ascensor se encuentra con Piscis y, mientras suben, le pregunta: – Oye, ¿has terminado con el presupuesto que te pedí que hicieras la semana pasada?

Piscis suspira y le dice con un hilillo de voz: – Mi mente está apagada o fuera de cobertura. Deja tu mensaje al escuchar la señal.

¡Ding! El ascensor llega al piso de arriba. Piscis mira a Sagitario, que no dice nada. Sólo amasa la bola de papel mientras se pone rojo.

Piscis sale del ascensor. Sagitario estalla dando un grito, mientras que arroja la bola de papel con fuerza.

La bola rebota en el escritorio de Libra y cae sobre el escritorio de Virgo, que se asusta y exclama: – ¿Qué porquería es ésta? Lo desarruga un poco y puede ver que es… ¡su informe! – Nooooooo…

Virgo llora, mientras mira el reloj: – Y apenas son las diez de la mañana…

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