Cómo sabes si le gustas a Escorpio

escorpioNo sé yo si a Escorpio le va a gustar esta entrada. Es un signo discreto y misterioso, que oculta sus emociones y motivaciones para despistarnos a todos…

Así le gusta tenernos: Des-pis-ta-dos, sin que seamos capaces de intuir sus intenciones.

Pero hoy les pedimos a las escorpionas y escorpiones que no sean tan malotes y que nos dejen mostrar algunos signos que delatan su interés amoroso (o simplemente tórrido) por una persona que ni se lo espera.

¿Crees que eres tú? ¿No sabes si le gustas? ¿Quieres saber qué es eso que Escorpio no puede disimular?

(Frotándome las manos…)  ¡Ahí vamos!

1. Cuando estás con Escorpio sólo existes tú

amor escorpioEsto es habitual con cualquier persona a quien le gustes: Concentra su atención en ti.

La clave aquí va a estar en la intensidad, que es lo que diferencia a Escorpio. Vamos a situarnos en una reunión, por ejemplo.

Pongamos que a Géminis le encantas. Habla contigo animadamente. Te sonríe. Notas que está feliz de la vida. Y, sin embargo, a ratitos lo ves que habla con uno o con otro.

Escorpio, no. Si tú le gustas a Escorpio, vuelca su atención totalmente en ti, como si no hubiera nadie más en la habitación.

Además, hace que te des cuenta. Te escucha muy concentrado en lo que dices y devuelve tus gestos multiplicados por dos. ¿Tú le regalas una sonrisa cálida? Escorpio te devuelve una incendiaria. Así va la cosa.

Si Escorpio se distrae mirando su teléfono o inicia una charla con alguien que pasa por allí, lo más probable es que tan sólo esté jugando contigo. Muy enamorado no está.

Recuerda: Cuando a Escorpio le interesas de veras, nada le roba su atención cuando está contigo.

2. Te mira fijamente

Esto podría ir unido al punto anterior, pero merece mención aparte. La mirada de Escorpio es tan intensa, tan apasionada, que le dedicamos un post único para hablar de ella.

Suponiendo que Escorpio esté por tus huesitos te mirará así precisamente, como si te estuviese sacando una radiografía.

Escorpio no puede evitarlo y ahí se delata. Te envuelve con su mirada. Explora tu cuerpo como si fuese un tesoro admirable. Intenta atraerte con el poderoso imán de sus ojos…

Entonces es cuando a ti comienzan a flaquearte las piernas, si la atracción es correspondida.

¿Cómo lo hará? Ni idea. Bonito regalo le hizo el cosmos.

3. Te desvela información personal

Hay signos que te cuentan todo de su vida. Escorpio, no, como tú sabes. A este signo hay que sacarle la información personal con un gotero.

Es más, tampoco le gusta hablar con cualquiera de trivialidades cotidianas. Es extraordinariamente reservado con lo suyo.

Pareciera que construye un muro entre sí mismo y los demás, para que no metan las narices en su vida. La cosa, si le gustas, es que Escorpio derriba ese muro.

Si contigo no tiene esas reservas y no es tan hermético hablando de su vida, es buena señal.

4. A ratos te trata fatal

¿Te preguntas porqué parece que le gustas y al rato te trata como si no existieras o, peor todavía, como si fueras una m1erda? (Con perdón, para los sensibles.)

Pues eso tiene su explicación. A Escorpio le aburre la gente tibia, esa gente que no es tan intensa como él/ella. Por eso te somete a esta tortura: para ver cómo reaccionas.

Suena malvado y retorcido, pero no es culpa suya, sino del estúpido Plutón (uno de sus regentes, el “planeta” de la destrucción). Escorpio, en realidad, no pretende hacerte daño. Le sale porque sí.

Quiere verte reír intensamente, llorar, sudar, patalear, gemir y mentarle a su madre intensamente. Si a ti te da igual que te haga estos desplantes, quedas descartado como candidato a su corazón.

¡Qué cruel es! ¿A que sientes que lo odias con toda tu alma? Él/ella tampoco te soporta.

¡Genial! Ése es el preludio perfecto para Escorpio, el signo extremista que cree que del odio al amor sólo hay un paso. (Lo mismo que de la destrucción al renacimiento.)

Vale, vale… He exagerado un poquitín, pero no te creas que mucho. A ver si alguien nos comenta sobre el tema y verás qué arrebatador es el proceso de seducción con este signo. No recomendado para almas cándidas, desde luego.